!QUE TAL ZELADA!

La nota curiosa y llamativa del triunfo de Juan Aurich 2 – 1 Universitario

Hablen juanaurichistas… ¡Teníamos que ganar!

Por: Chicho

Hace una semana vi “La decisión más difícil”, en donde Cameron Díaz es la mamá de Anne, una niña portadora de cáncer, y me hizo recordar a alguien… a Ciciliano. En la película lloré por la buena interpretación de Abigail Breslin, quien hace de Anne,… y ayer en el partido hice lo mismo – y también miccionar mucho, pero eso fue por la chela – por Ciciliano, quien hace de Anne en el equipo del Juan Aurich. El sin-pelos es ahora el ídolo del momento tanto de mi abuela como de la vecina – por cada gol que hacían, ellas gritaban como si no tuvieran fibrosis pulmonar, enfermedad que casi las manda con el otro aurichista: Moisés el de la tabla de los 10 mandamientos, y llamar a sus hijos – gallinas insensatas y sin razón - para reírse de ellos tras el regalo de Moisés – ya les dije que él es aurichista - : hacer que Zela metiera gol… en su propio arco. El partido lo vi en mi casa, con la abuela y prácticamente también con la vecina – osea no estaba dentro de mi casa, pero su voz… su escandalosa voz se sentía como si vociferara en mi oído. Había mucha tención durante el partido. Mi abuela le había apostado a mi viejo un vino tinto Marqués de Riscal en blancos con un poco de Enate en rosados y Ermita d'Espiells – así es… mi abuela sabe de vinos – así que mi viejo pesimista y seguro a la vez que el Aurich iba a perder, aceptó el trato. Mi proge (… nitor )… con la cabeza arriba y mirando con cachita a mi abuela, se sentía muy convencido de no gastar su mes con la selección de vinos de la previa apuesta con su vieja. Toda ese certidumbre permaneció en la cara de mi papá hasta el minuto 22, minuto en el que Zela nos regaló el autogol. Mi abuela gritó – y también la vecina, quien de nuevo parecía que gritase en mis oídos- Mi viejo ya veía venir: “Carajo… mi billetera de dos compartimentos”. El primer tiempo fue ya decisivo para que mi nitor (… proge… nitor) saliera a sacar dinero durante el entre-tiempo para así tener ya lista la patética y a la vez contra-la-salud-de-su-vieja capricho de su mamá. Mi papá llegó justo a los 60 minutos del partido. Él se encontraba abajo, sirviéndole la copa de vino a mi abuela, mientras que el resto de la familia en el segundo piso mirando el partido. Finalmente ya en el minuto 70 – minuto en el que se dio el último gol – a mi viejo no le quedó otra que servirse una copa para él y así no escuchar su ego resquebrajándose en el piso.

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