A Continuacion las palabras de un personaje que se dice llamar periodista insultando a nuestros jugadores, atencion con lo que dice este señor, que se dice llamar periodista.
Por: Renato Cisneros
Palabras de Renato Cisneros
Renato Cisneros
"El gordito Oviedo tendrá mucho mérito, pero si pretende infundir respeto entre la opinión pública debería empezar por pasarse un peine"
"Está el laberintoso Mario Gómez, que, aún vomitado de una media docena de planteles, sigue usufructuando la carencia de laterales izquierdos en el país. Está La Rosa, echado de Alianza. Está Carlos Zegarra, el pecho frío que encontró en Chiclayo el exilio que el Rímac le negó"
Un equipo retaceado. Hecho con las sobras de otros más grandes que él. Construido desde los residuos ajenos. Organizado a partir de la puesta en marcha de un hobby ambientalista: el reciclaje.
Así es el Aurich 2009: un club que reunió a jugadores que quedaron varados, víctimas de distintos naufragios. Ahí está, por ejemplo, Erick Delgado, un ex Cristal. Están Guadalupe y Candelo, dos que no renovaron con la “U” y que —se huele— se mueren de ganas de volver a Ate. Está el laberintoso Mario Gómez, que, aún vomitado de una media docena de planteles, sigue usufructuando la carencia de laterales izquierdos en el país. Está La Rosa, echado de Alianza. Está Carlos Zegarra, el pecho frío que encontró en Chiclayo el exilio que el Rímac le negó. Y están, finalmente, tres comodines: Ascoy, Chará e Ibarra, quienes a fuerza de canjear camisetas año tras año han acabado simpatizando con todos los clubes y con ninguno. Hasta Franco Navarro —cuya capacidad nadie pone en duda— es un DT adoptado, un sobreviviente de purgas (y serruchos).
Este es, pues, el pintoresco Manchester peruano, el club montado por Edwin Oviedo, el Abrámovich de la crisis, el empresario norteño que ha convertido al Elías Aguirre en una maqueta pobre del Old Trafford y que ha capitalizado el fútbol de esos lares. (Nota al margen: el gordito Oviedo tendrá mucho mérito, pero si pretende infundir respeto entre la opinión pública debería empezar por pasarse un peine). A riesgo de agriarle el desayuno a algún hincha chiclayano, permítanme pronosticar que lo de este Aurich huele a flor de un día. Su falta de identidad, sumada a su forzada naturaleza de collage, acabará por traicionarlo. Alguien podría evocar al Cienciano 2003 y recordarme que ese equipo también recogió a varios futbolistas desempleados, y aun así ganó todo . Sin embargo, la comparación no funciona.
Aquel era un cuadro humilde y unido que fue creciendo en el tiempo. Este Aurich, creo, es el resultado de una inversión ostentosa, pero no le noto una intención futbolística. Juega bien, porque tiene buenos obreros, pero muchos de ellos piensan en el mérito propio, en el regreso a la capital, antes que en el éxito colectivo. En fin. Habrá que verlo. Por ahora es el único puntero. Para mí, un puntero mentiroso.
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